De vinos por Borgoña con Rafael Calvete

Mi amigo y estupendísimo fotógrafo y viajero Rafael Calvete nos invita a que le acompañemos a degustar unos ricos vinos y a disfrutar del maravilloso paisaje de la Borgoña francesa.

Después de ver las fotos y leer el texto creo que va a ser el destino elegido para mis próximas vacaciones. Al final del post encontrarás la GUÍA VIAJERA, unos excelentes y útiles consejos de un viajero tan experimentado como Rafa.

Para ver las fotos puedes ir a la «galería de fotos». Y si quieres disfrutar de otro viaje con connotaciones vinicolas no te pierdas este post del Blog de Rafael Calvete  «El viajero solitario»:

Probando vinos en Sudáfrica

Muchas gracias Amigo, esperamos verte más frecuentemente por este pequeño rincón del Universo de Internet.

Maravillas de la Borgoña francesa

Texto y Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada

No hace mucho tuve la gran suerte de escaparme unos días a la región francesa de Borgoña para conocer ese hermoso rincón del país vecino, y tengo que reconocer que ha merecido la pena. Allí me he sentido realmente a gusto. He estado bastante relajado y agradecido de contemplar tanto verde, aunque en esta época, otoño, pude ver los típicos colores de esta curiosa estación del año: rojos, amarillos, ocres, verdes… Se trata por tanto de un lugar pintoresco, con viñedos y paisajes maravillosos, llenos de pequeños pueblos y una gente cariñosa y agradable, pero que muy agradable.

Para quien no conozca este lugar del centro de Francia, diré que Borgoña se encuentra al sureste de París y que es la provincia más rica de este país, tanto a nivel histórico como cultural. Su esplendorosa naturaleza se complementa a la perfección con un excepcional legado que incluye cosas tan interesantes que aparecen solo en el departamento de Yonne. Aquí también se producen los legendarios vinos locales, además de la sabrosa y reputada gastronomía borgoñesa. Sin duda, el turismo gastronómico es uno de los grandes alicientes de un viaje por Borgoña, ya que resulta un destino ideal para escaparse unos días si lo que se pretende es conocer pequeños pueblos entre viñedos sin renunciar a la posibilidad de practicar otras actividades de ocio y deporte. Eso sí, he de decir que aunque no es un lugar excesivamente invadido por el turismo, los precios en algunos lugares (restaurantes, boutiques, hoteles, tiendas…) pueden resultar un poco más elevados que en España.

Y, ya que se han mencionado los vinos de Borgoña convendría recordar que los exquisitos caldos de esta región han causado admiración durante siglos, y cada año la histórica Beaune celebra una subasta con los mejores vinos de la zona. Los viñedos de cada una de las regiones vinícolas de Borgoña, producen vinos de una calidad insuperable, por lo que me atrevería a decir que Yonne es una visita obligada para los amantes de la gastronomía en general. Aquí también es posible degustar buenos quesos, miel, trufas, foie gras, embutidos, legumbres, pan… pero sobretodo, los líquidos extraídos de las uvas Pinot Noir y Chardonnay. Porque esta es la tierra del buen vino, donde las viñas son las protagonistas absolutas, y porque aquí, en Borgoña, cada pueblo, cada edificio, cada parque, e incluso, cada kilómetro, son dignos de una postal.

Auxerre fue la primera ciudad a la que llegue en tren desde París, y según sus habitantes, el Canal du Nivernais es uno de los más hermosos de Francia. Justo aquí, en este canal estuve recorriendo en bici poco más de 15 kilómetros, ya que mi amigo Laurent Richoux que tiene un negocio de alquiler de bicis (www.escapadegourmande.com) me esperaba con una montain bike para hacer un pequeño recorrido por la zona. Una bonita experiencia que recomiendo a todos aquellos que visiten la región y les guste pedalear. Más tarde regresé a la ciudad y caminé un poco por sus estrechas calles siguiendo un itinerario que hay grabado en el suelo con placas de latón en las que se puede leer “Cadet Roussel Auxerre”, y que recorre lo más interesante de la villa, como si del mismo Camino de Santiago se tratara.

Hay que recordar que Auxerre fue la primera capital de Borgoña, y hoy es la capital del departamento de Yonne. Un bonito territorio de corte medieval que baña un rico paisaje con prados, viñedos, promontorios rocosos y exuberantes bosques, además de aldeas con castillos medievales y alguna que otra abadía. Su casco viejo está dotado de una gran belleza arquitectónica, donde aquellos que lo visitan podrán pasear por sus pintorescas callejuelas empedradas y descubrir a cada paso los atractivos que esta ciudad ofrece. Y, por si fuera poco, en Auxerre está la Catedral de St-Étienne (San Esteban), de estilo gótico del siglo XI, que ofrece un campanario  de 68 metros de altura y algunas criptas que se pueden ver en su interior, además de las coloridas vidrieras, el coro y un órgano muy singular.

Otro de los atractivos de esta villa es la abadía gótica de St-Germain, del siglo IX, donde se puede apreciar la magnífica arquitectura que se esconde dentro de esta iglesia. Pero Auxerre también cuenta con varios museos, uno dedicado a  la historia y el arte, y otro que ofrece una excelente colección de porcelanas y pinturas, me refiero al Museo Leblanc-Duvernoy. Ya en pleno casco antiguo de la población encontramos algunos vestigios romanos e iglesias góticas de increíble arquitectura, así como pintorescas casas medievales con armazón de madera muy bien conservadas que son dignas de ser fotografiadas.

Desde aquí me acerque hasta la pequeña población de Chablis, famosa por su vino blanco y su método tradicional de producción, un lugar ideal para comenzar nuestras próximas vacaciones. Un pequeño rincón de Borgoña donde parece haberse detenido el tiempo, aunque ofrece infinitas alternativas, amén de poder degustar su gastronomía y sus increíbles vinos. Visité la charcutería  “Maison de L´Andouillette” (www.chavlis.net/maisondelandouillette) y saludé al chef Colin Marc quien me invitó a degustar varios de sus embutidos caseros que resultaron una delicia. En toda la zona se producen casi exclusivamente vinos blancos –algunos blancos y tintos, poco conocidos, los pude  probar en la pequeña población de Irancy, y que han sido elaborados con las tradicionales uvas de esta región: .

Seguidamente puse rumbo a Treigny, para visitar un famoso proyecto que están construyendo en el oeste de Borgoña, un castillo medieval. Sin embargo, antes de llegar a Guédelon pasé por la pequeña y encantadora villa de Noyers-sur-Serein, además de Nitry y Vicelles, donde visité el castillo de Saint-Fargeau, del siglo X y XV, y di un largo paseo por sus jardines que cuentan con un pequeño lago en su interior. Como decía mi destino era el castillo de Guédelon. La directora del proyecto me comento que se trata de un castillo que se empezó a construir en 1996 como reclamo turístico, y que es una réplica exacta de uno del siglo XIII. El edificio en sí se está construyendo utilizando los planos originales usando únicamente técnicas y materiales como se hacía en la Edad Media (básicamente piedra, hierro y madera). Se espera que esté finalizado para mediados de 2020. Todos los materiales son pues obtenidos en la zona donde está ubicado el castillo.

Seguidamente visité Vézelay que se encuentra en el Camino de Santiago, sobre un promontorio en el valle del Curey. Está considerado uno de los pueblos más bellos de Francia, con tan solo medio millar de habitantes. Esta simpática villa atesora en su interior una notable basílica románica, Santa María Magdalena (Ste-Madeleine) del siglo XII, que es Patrimonio Mundial de la UNESCO, al igual que todo el pueblo. Tiempo atrás también fue inspiración de poetas y punto de partida de cruzados y peregrinos. Otros puntos de interés en Vézelay son las iglesias de Saint-Étienne y de la Cordelle, así como el Museo de Arte Moderno Zervos, que acoge en su colección obras de Calder, Kandinsky, Picasso y Miró, entre otros. Metido entre sus calles encontramos algunos pequeños y coquetos restaurantes, así como varias tiendas especializadas en vinos y productos gastronómicos de la región.

Y, para finalizar el recorrido por la Borgoña francesa, solo decir que las hermosas abadías romanas, villas ducales, castillos de tejados barnizados, pueblos encantadores y bodegas, la convierten en una región histórica con un rico patrimonio que espera ser descubierto por los que aun no la han visitado, aunque espero que pronto la conozcan como me ocurrió a mi.

(GUÍA VIAJERA) 

A TENER EN CUENTA

Para viajar a Francia únicamente se necesita llevar encima el documento nacional de identidad. La mejor época para visitar esta región es durante la vendimia, entre septiembre y octubre, cuando se disfruta del espectáculo de la recolección.

CÓMO LLEGAR

Si no se puede ir en coche, hay diferentes compañías que vuelan desde las principales ciudades españolas hasta París, e incluso hasta el aeropuerto de Dijon-Borgoña, que está a 6 km al sudoeste de la ciudad. Los aeropuertos de París, situados a 300 km, tienen conexiones diarias en tren de alta velocidad con la capital de Borgoña, y tarda 1,5 horas, aproximadamente.

CÓMO DESPLAZARSE 

El medio de transporte más flexible para seguir esta ruta es el coche propio o de alquiler. Entre las principales ciudades existen numerosas conexiones en tren (www.ter-sncf.com). Otras opciones son los paseos en barco por los canales fluviales de Borgoña –hay recorridos de una hora, medio día o jornada completa–, los circuitos en bicicleta –existen 600 km de carriles, y algunos van junto a los canales, y las rutas senderistas o a caballo por caminos rurales.

ALOJAMIENTO 

En Borgoña las posibilidades son amplias, desde hoteles rurales (www.gites-de-france.com) a otros de lujo ubicados en abadías y castillos (www.relaischateaux.com). Otras fórmulas interesantes son las casas de huéspedes que ofrecen los propios viticultores (http://es.maisondhotes.net) y las granjas que, además de habitaciones, permiten saborear recetas elaboradas con productos autóctonos. Algunas compañías que navegan por los canales disponen de barcos acondicionados para el alojamiento. Ha quien pueda interesar diré que yo estuve hospedado en el simpático “Hotel de La Beursaudiere”, en Nitry (www.beursaudiere.com) que resultó muy pintoresco y agradable; el “Hotel de la Poste et du Lion d´Or” ***, en Vézelay, muy acogedor y con una gastronomía exquisita; y el “Hotel Le Maxime” ***, en Auxerre, (www.lemaxime.com) que estaba junto al Canal.