Hay cosas en la vida que no suceden nunca, que forman parte de estadísticas curiosas y que, claro está, los protagonistas de esas estadísticas no somos nosotros, son seres de mas allá de los mares, desconocidos y que nada tienen que ver con nuestras humildes vidas, forman parte de los libros y de las anécdotas.
Una vez hace muchos años una tórrida tarde de Julio, estaba viendo la tele, había tormenta eléctrica los truenos y los rayos y sonaban y caían alrededor de nuestra casa, hasta que uno como un gigantesco cañonazo entró por la antena del televisor y salió por el aparato, pasando el rayo por encima de mi cuerpo que estaba tumbada en el sofá viendo la tele. Sentí la enorme fuerza eléctrica, rápida y ardiente pasar por encima de mi cuerpo a dos palmos, me salvó que era la hora de la siesta. El susto fue fenomenal, se quemó todo lo que estaba encendido pero a mí no me tocó ni un pelo.
Esta vez me han operado, me encontraba como un reina, estupendamente bien y a la semana se me ha presentado un complicación, de esas que pueden ocurrir pero nunca ocurren que solamente les pasa a 1 de 50 000 pacientes, una cosa rara prevista en los libros pero que gracias a Dios casi nunca sucede.
Lo he pasado mal y me he quedado muy débil, sin apenas fuerzas, tratando de asimilar lo que me ha pasado. Gracias a Dios no tenemos memoria del dolor y la noche de urgencias ronda por mi memoria como un recuerdo vago y amargo que pronto enterraré en el fondo del cajón de los recuerdos terribles para que duerma hasta el final.
Ahora comienza un nuevo día, con un nuevo sol para alegrar nuestras horas, ahora comienza una nueva vida con todos los malos rollos olvidados, con alegría y esperanza.
Hasta ahora no he tenido fuerzas ni para leer el correo en el móvil pero hoy me encuentro más recuperada y mucho mejor. Estoy contenta de volver.
Ya me han pasado dos sucesos insólitos, pensar en el tercero me da un poco de miedo pero seguro para romper la racha es algo fenomenal.
Amigas/os soy feliz de estar viva, soy feliz de poder expresar estos sentimientos y soy feliz porque he descubierto que la gran verdad se cumple:
Siempre, siempre sale el sol por Antequera¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
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