Ante un monumento gastronómico no podemos hacer otra cosa que quitarnos el sombrero y brindar por la suerte que tenemos de degustar un producto increíble, con personalidad propia y un sabor exclusivo y reconocible, untuoso y cremoso, suave y aterciopelado. ¿Ya sabes de qué estoy hablando?, pues nada más y nada menos que de la “torta del Casar”, un queso con un sabor muy especial y aunque ya la he comido muchas veces nunca deja de sorprenderme por lo que he ido a fuentes bien informadas para recopilar información y conocer un poco esta maravilla extremeña que no puedo dejar de compartir en este foro de amigos de las cosas ricas; vamos a por la torta del casar
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Proviene de la zona del Casar de Cáceres y se utiliza la leche de ovejas merinas para su elaboración, hay que destacar que son una raza de bajo rendimiento por lo que se necesita ordeñar de 15 a 20 ovejas, dos veces al día, para obtener entre 5 y 6 litros de leche que es la cantidad imprescindible para elaborar un kilo de queso.
Una vez obtenida la base del producto y sin pasteurizar, se utiliza cruda con toda la flora bacteriana, se mezcla con pistilos de una variedad de cardo autóctono de la zona que primero se ha secado, luego infusionado y macerado en agua y que añadido a la leche hará que cuaje rápidamente, obteniendo una pasta que inmediatamente se introducirá a mano en moldes, que acto seguido serán prensados y bañados en una salmuera.
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La fase siguiente es la maduración en una cámara frigorífica con un nivel de humedad muy alto, un mínimo de dos meses que le conferirán sus marcadas características. Todos los días que dura el reposo – 60 días – se le dará la vuelta manualmente, trabajo arduo y costoso ya que requiere mucha mano de obra y convierte a esta maravilla gastronómica en un producto de elevado coste.
Reconocerás fácilmente la torta del Casar por su apariencia, por su olor y por su sabor; es circular y no muy alta, con una corteza fina y elástica que al presionarla se hundirá lo que nos dará pistas de su nivel de maduración, es de color acerado y cuando el queso está muy maduro se agrieta.
Para descubrir el interior de la torta se corta un círculo de la corteza que al retirar nos dejara al descubierto una pasta cremosa y suave con un ligero tono amarillo y con la consistencia de la leche condensada. Es todo un espectáculo gastronómico abrir la torta y ver como esta deliciosa crema se derrama por las paredes del queso.
Tiene un sabor rústico, ligeramente amargo que le confiere los cardos utilizados para cuajar la leche, es de textura muy suave, aterciopelada y delicada.
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Para degustar este queso tan singular deberás sacarlo varias horas antes del frio y dejar que se atempere para que todas sus cualidades organolépticas estén en todo su esplendor. La mejor forma de comerlo para poder disfrutar de todo su sabor es untarlo sobre pan tostado pero tiene muchas aplicaciones culinarias y hay infinidad de recetas que lo utilizan para realzar el sabor de verduras, aves y carnes pero se debe ser muy prudente ya que tiene un sabor muy intenso.
Otro requisito que no podemos omitir para la correcta degustación de este queso es acompañarlo de un buen vino, por supuesto un tinto, con madera y con cuerpo, está claro que un reserva o un gran reserva. Pero si quieres rizar el rizo y aportar contraste sírvelo con Pedro Ximenez o con un Oporto, los toques dulces de estos vinos armonizan a la perfección con los puntos amargos e intensos de este queso, las dos opciones son una alternativa fantástica que tú tendrás que decidir.
Las auténticas tortas del casar llevan una etiqueta numerada y controlada por Consejo Regulador por lo que la calidad está garantizada. No te lo pierdas, es un lujo gastronómico al alcance de nuestros paladares.
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3 Comentaros
Me pierde la torta del Casar, recuerdo una vez que me puse mala y todo, es empezar y no parar como bien dices es un lujo para el paladar
Muas
Ayer la deguste por primera vez con unos amigos y fue todo un acierto
¡genial1 me alegro muchísimo!!!!
un abrazo enorme
Concha