A Luis Buñuel le encantaba el Dry Martini, todos los medios días entra la una y la una treinta se tomaba uno, pasara lo que pasara, como un reloj, metódico y cumpliendo el ritual que comienza el día anterior colocando en el frigorífico la coctelera, las copas y la ginebra, al gran Maestro del cine español le gustaba que todo estuviese e muy frío en el momento de tomar su súper Martini Dry.
Para Luis Buñuel un Dry Martini perfecto se componía de gin súper fría, unas gotas de Vermouth , perfecto si es Noilly-Prat (una marca de vermut francesa muy apreciada), media cuchara de angustura y hielo muy duro. Comenzamos a prepararlo: colocamos lo hielos a la coctelera, añadimos la angostura y el Vermut agitamos con mucho ánimo y tiramos el liquido conservando los hielos aromatizados con el perfume de ambos ingredientes. En este hielo le añadimos la ginebra, agitamos y servimos en copas de Martini con una aceituna. Así que ya conocemos las formula insuperable de Buñuel, la el que él prefería. Decía Buñuel que la presencia del Vermut tenía que ser testimonial, según sus palabras:
«lo perfecto es que toman el dry-martini muy seco, basta con dejar que un rayo de sol pase a través de una botella de Noilly Prat antes de dar en la copa de ginebra”.
Buñuel a su vuelta a España era un asiduo cliente de Chicote, situado en la gran Vía madrileña, la «Capilla Sixtina de los Martini» llamaba Buñuel a este local muy de moda en los años sesenta. Cuentan las leyendas de tan emblemático lugar que si la copa no estaba a su gusto se iba sin decir ni adiós y si le gustaba hacia reverencias , la diferencia entre lo sublime y lo peor era un golpe de mas al combinado, un hielo más pequeño o menos frío, con su especial paladar para los martinis notaba enseguida la diferencia. También le gustaban los Dry Martini que preparaban el los bares del Hotel Plaza y el Hotel Suecia.
En los últimos años de su vida hizo un pacto con su médico: reducir las copa de Martini de cuatro a una al día. Al final de su vida, sordo, con mala visión, el «Dry Martini» especial era uno de sus pocos placeres.
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