Hay locales que te conquistan la primera vez que los ves, cruzas el umbral de la puerta y hay un «feeling» inmediato y si además la comida es genial y el precio muy razonable se convierte en uno de tus favoritos y lo recomiendas constantemente a todo el que se pone delante.
Esta es la historia de mi relación con Kasanova, me impresionó cuando entré la primera vez, en una fiesta multitudinaria en la que me quedé con ganas de más y no me quedó más remedio que volver y me terminaron de conquistar la enorme cantidad de botellas que cubre sus paredes, la finísima pizza, las deliciosas pastas y la amabilidad de Guillermo y Danina, los propietarios, y es que Kasanova no es un restaurante al uso, tienen una carta de vinos, destilados y bebidas varias que parece un tomo del Espasa y no exagero: es un auténtico libro con cientos de referencias por lo que al terminar la comida te preparan una copa de lujo con lo mejor de cada casa, me refiero a ginebras, rones, qüisqui (según la RAE) o whisky, vodkas,…..
Lo que quieras lo encontrarás, desde una ginebra de Australia pasando por pisco peruano o ron de la más remota isla del Caribe, es un festival de bebidas y te tienes que dejar aconsejar ya que de la mayoría de las botellas no has oído ni el nombre pero a los que somos “catacaldos” nos encantan estas cosas. Tampoco se queda corta la carta de vinos y champanes que es muy variada, con una buena selección y buen precio. Y para demostrar mis palabras aquí os dejo unas cuantas cifras y unas fotos que demuestran que obras son amores…. y aunque parezcan muchísimas, desde que hicieron las fotos han aumentado considerablemente. Bueno amigo/a en Kasonova el problema va a ser elegir ya que hay, sin ninguna duda, una gran variedad, por eso lo mejor es que preguntes y te dejes aconsejar, son especialistas y encontraran tu bebida perfecta. Al recibir la carta de destilados te vas a encontrar con este surtido tan genial:
190 marcas de ginebra diferentes:
215 rones:
90 vodkas:
195 whiskis:
La razón de que se llame “kasanova con k” se debe , nos cuenta Guillermo el propietario, a que cuando cogió el local se llamaba “Kalisti con K”, la K estaba en todos los sitios, sillas, cristales, puertas, por lo que era más económico poner un nuevo nombre con K que cambiar todo el atrezo del local. Al final decidieron buscar un nombre italiano que empezara con “K”, difícil tarea y se les ocurrió la idea de utilizar el nombre del insigne veneciano pero con la famosa “K”, ahora les encanta, es original y todo el mundo lo recuerda y pregunta a que se debe tan singular nombre. Además como Casanova era de Venecia, la decoración del local va acorde con el tema y nos encontramos mascaras, góndolas, paisajes, todo un entorno veneciano por lo que está claro que estamos hablando de un restaurante con cocina italiana. Nos cuenta Guillermo que ha visitado muchísimas veces Italia, Roma en concreto, ya que iba a visitar a un amigo y en esos paseos por la ciudad eterna fue descubriendo la cocina italiana, platos singulares que ha traspasado a su carta. Su pizza me recuerda, por lo fina y crujiente que es la masa y lo proporcionado que está el relleno, a la de un restaurante genial, de esos de mesas corridas, que está en el Trastevere un típico barrio romano, una piza finísima, especial y riquísima, solo de pensarlo se me hace la boca agua.
Este curioso local está dirigido por Guillermo y por su esposa Danina, una venezolana guapísima, profesional de la contabilidad, que vino a España por amor y que descubrió un mundo nuevo en la hostelería y la cocina y no os podéis imaginar lo bien que lo hace, todos los platos salen a la vez, en su punto, calientes y deliciosos, coordina la cocina a la perfección y la selección de platos que tienen en la carta es muy buena, tienes donde elegir entre una estupenda variedad de pastas diferentes y deliciosas y unas pizas al estilo romano finas y crujientes, entrantes, aperitivos, carnes y postres completan estas delicias con las que vas a disfrutar muchísimo.
Si estás en Madrid no lo dudes y visítalo, está situado en un barrio muy emblemático y de los pocos de la Villa y Corte que conservan calles con un bulevar, te estoy hablando del bulevar de la calle Alcalde Sáinz de Baranda en el que tienen, en el nº 44, desplegada una gran terraza. No te lo pierdas, vale la pena.
Un comentario
Nos llevaste el sábado y nos encantó. Muy rica la comida, muy buen ambiente, el servicio muy amable, los propietarios encantadores y los gintonics… para tomarse media docena!!