Texto: Elisabeth Norell Pejner
Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada
Una Nueva colaboración de Rafael Calvete, esta vez solo con las fotos ya que el texto es de la periodista Elisabeth Norel. Ambos grandes viajeros nos van a dar un paseo por esta fiesta tan divertida e impresionante y lo digo con conocimiento de causa ya que he tenido la suerte de disfrutarla hace dos años.
Hemos dividido el post en dos, hoy a disfrutar de la fiesta y mañana el meollo práctico, la guía para disfrutar a tope de esta espectacular fiesta, en este post las fotos serán de una servidora, no está permitido hacer comparaciones fotográficas que son odiosas.
Como cada año, una alegría muy especial invade la ciudad alemana de Munich durante las dos últimas semanas del mes de Septiembre y la primera de octubre. Los preparativos para la fiesta de 2012 ya están a punto y va a comenzar. Por las calles de esta ciudad contemplamos a la gente, vestida con trajes típicos de la región de Baviera, deambulando de un lado para el otro como si algo, o alguien, les llamara la atención. Gente que canta y baila a su ritmo, porque para ellos hace días que ha comenzado su fiesta privada. Es como si todo el mundo quisiera prepararse para el gran acontecimiento, pues al parecer nadie desea quedarse atrás. Los hoteles y restaurantes de la ciudad, así como muchos de los alrededores, se encuentran abarrotados. En los bares y tabernas, la cerveza se consume por litros, y los platos favoritos de la región se sirven más que en ninguna otra época del año. Porque hablar de gastronomía en la capital de Baviera, y más concretamente durante el “Oktoberfest”, es hablar de la cerveza, del codillo, de las salchichas alemanas, de la kartoffelsalat (ensalada de patatas al estilo de la región) y de muchas, muchas cosas más.
Varios centenares de años han sido testigo en la ciudad de Munich de una grandiosa y fiel tradición: una fiesta mundial de la cerveza, más conocida como: El “Oktoberfest”. Como cada año, el buen mecanismo organizativo de esta bella urbe, situada al sur de Alemania, volverá a abrir sus puertas para celebrar una de las mayores concentraciones del mundo. Esta vez, se espera que acudan algo más de 8 millones de visitantes, donde el principal protagonista de la Fiesta no será otra que la cerveza. La «rubia fresca», nombre con el que una gran mayoría de bebedores de este sabroso líquido la vienen denominando desde tiempo atrás, será saciada por millones de aficionados, durante los dieciséis días que durará el “Oktoberfest”. La entrada al “Oktoberfest”, y dentro de todos los pabellones es absolutamente gratuita, ya que no es necesario ningún billete para entrar, la entrada de hecho es libre. Es muy aconsejable llegar lo antes posible.
La pasada edición, fueron algo más de 6 millones de litros de cerveza los que se bebieron, en las dos semanas que duró la Fiesta. Claro que no sólo se trata de beber y beber diariamente, ya que habrá que acompañar a la cerveza con algo sólido, lo que nos ayudará a regresar al hotel, o al lugar donde estemos viviendo, por nuestros propios medios de transporte.
Los muniquenses calculan que en la nueva edición 2012, que comienza el día 22 de Septiembre y finaliza el 7 de Octubre, se consumirán algo más de 7 millones de litros de cerveza, algo más de 200.000 salchichas, unos 500.000 pollos asados y cerca de 35.000 kilos de pescado, al tiempo que todo ello lo acompañaremos, seguramente, con diferentes clases de panes y otros productos de la región.
La ciudad de Munich, representada por una gran mayoría de sus habitantes, vuelve a sentir la alegría que habían dejado dormida durante todo un año. Un largo tiempo ha pasado, desde la pasada edición. Esta, es sin duda una de las ciudades más populares del sur de Alemania, pero al mismo tiempo, se podría decir, que se trata de la capital secreta de este gran país. Baviera tiene muy poco o nada en común con esa imagen rígida y seca que habitualmente se tienen de otras regiones alemanas. Se trata de una ciudad abierta, que ha sabido incorporar la influencia de sus vecinos más allegados. Sin embargo, Munich no evoca tan sólo el “Oktoberfest”. Aquí, también se encuentra el famoso Estadio Olímpico, y junto a él el Museo BMW, una de las más prestigiosas marcas de automóviles del mundo, el Barrio de Schwabing, e infinidad de galerías de arte y museos, así como muchas otras cosas. Porque, la capital bávara goza también del renombre internacional, por ser esta una de las principales ciudades del arte y de la cultura de Europa. La Marienplatz es el centro de Múnich, atmósfera cosmopolita, vida agitada y un monumento en cada edificio. El Ayuntamiento antiguo y el nuevo dejan su impronta en esta plaza, al igual que la Peterskirche, la iglesia más antigua del casco antiguo y, por supuesto, a poca distancia la Frauenkirche, con las cúpulas de color verde de sus torres. Es el emblema de la ciudad, no solo visual sino acústico, porque su repique de campanas es un desbordamiento de júbilo. Este impresionante edificio gótico sorprende por su fórmula «menos es más»: una sencillez sublime atraviesa su pretendido adorno. Cuando los fieles se reúnen aquí, el diablo no tiene ninguna oportunidad, aunque haya dejado en la entrada la famosa «huella del diablo». Y, aunque esto no es más que una idea de lo que nos ofrecerá Munich durante los días que dure el “Oktoberfest”, volvamos a lo que verdaderamente importa en estos momentos. Volvamos de nuevo a la gran fiesta mundial de la cerveza.
Si bien Múnich presume de maravillosas iglesias, dado que sus verdaderas catedrales están a cielo abierto, son las cervecerías al aire libre, donde un público variopinto disfruta de la vida bajo ancestrales castaños, si bien aquí las terrazas al aire libre se llaman bodegas (Keller), como la Salvator-, Löwenbräu- o Hofbräukeller (HB), porque los fabricantes de estas “rubias frescas” almacenaban sus cervezas en el frescor subterráneo y pronto se les ocurrió despacharla directamente sobre el terreno. A los dueños de las tabernas esta idea no les gustó nada, de manera que protestaron ante el rey Luis I. Este emitió una sentencia salomónica: permitió despachar la cerveza en las terrazas, pero dispuso que los cerveceros no podrían servir comida. De esta manera, los que quisieran acompañar sus jarras de cerveza con las viandas apropiadas, debían traerlas consigo. Esto fue el principio de una tradición sagrada para los muniqueses hasta el día de hoy.
LA REINA DE LAS TABERNAS
Uno de los lugares más visitado durante esta manifestación es una vieja fábrica de cervezas, hoy cervecería «HB» (Hofbräuhaus), la más antigua de la corte, y la más grande y famosa de la ciudad. Fue fundada en 1591, por Guillermo V, Duque de Baviera. Más tarde, en 1614, los muniquenses celebraban el nacimiento de la cerveza fuerte «Bock», cuya receta no ha sido cambiada hasta hoy. Finalmente, hace exactamente ahora 100 años, esta cervecería y su marca «HB» con la corona sobre las dos letras, fueron inscritas en el registro mercantil. Paseando y preguntando, llegaremos automáticamente a este lugar, porque todo el mundo quiere vivir el verdadero ambiente bávaro, y una gran mayoría de los que llegan hasta Munich para celebrar el “Oktoberfest” desearán probar su cerveza, aunque no siempre encuentren un lugar confortable donde poder sentarse cómodamente. Sólo hay que seguir la corriente de los demás transeúntes. Inmenso, viejo, pero con un encanto especial, el «Hofbräuhaus» reúne todos los condicionantes para ser el «Rey de las Tabernas Alemanas». Aquí, la gente habla, come, bebe, baila y canta, sobre todo canta: (Kom, geb’mir deine, hand, für heute feiern wir….). Los visitantes que llegan hasta el «Rey de las Tabernas», se unirán en un coro homogéneo con los propios nativos de Munich, entonando las más alegres canciones de esa bella región.
Pero, recordemos que los litros de cerveza no desaparecerán de nuestros cuerpos por arte de magia, por lo que habrá que acompañarlos con algo sólido; con sauerkraut (cerdo con repollo), con kartoffelsalat (ensalada de patatas), con bratwurst (salchichas), etcétera. Aunque también se puede acompañar con pastel de manzana, galletas, dulces, y toda clase de bollería fina, muy rica en esta ciudad.
Como curiosidad y, una vez que entremos en la cervecería «HB», podremos ver que a mano izquierda, existe una gran estantería llena de jarras de cerveza, de todos los tamaños y diseños. Se trata de algo muy elitista, donde tan sólo unos pocos privilegiados acostumbran a guardar las suyas, bajo llave claro está, y una vez que las han utilizado para beber.
ELEGANTES CARROZAS RECORREN LA CIUDAD
Las dos semanas largas que dura el “Oktoberfest”, serán agotadoras. Estos días irán acompañados de fiestas continúas y de alegrías desbordantes. La inauguración de dicha fiesta, el día 22 de Septiembre, a las 12 horas del mediodía, estará rodeada por una pequeña ceremonia llevada a cabo por el Alcalde de la ciudad. Pero antes de que llegue ese momento culminante, algunas calles de Munich serán el escenario de una inmensa cabalgata de carrozas «cerveceras», que comenzará como siempre dos horas antes para finalizar a mediodía, momento este en el que quedará inaugurada la nueva edición del “Oktoberfest”.
Grandes marcas de cerveza tendrán ahora la oportunidad de mostrar su esplendor. A la cabeza de la cabalgata siempre acostumbra a ir el dueño de alguna de las compañías más famosas junto con su familia, o el director de la marca de cerveza en cuestión. Las carrozas suelen ser siempre muy discretas y elegantes, aunque seguramente lo que nos llame más la atención sean los magníficos caballos percherones que estarán arrastrando dichos medios de transporte, y que irán decorados también con los colores y emblemas de las diferentes compañías participantes. Unos soberbios animales que parecen no haber nacido para otra cosa en su vida que para poder tirar de estos impresionantes carros. La familia «cervecera» saludará al público amistosamente. Arrojará flores, banderines y caramelos a quienes se encuentren observando la cabalgata de inauguración. La gente, también responderá al saludo aplaudiendo. Los niños se aproximarán a las carrozas con el fin de llenarse los bolsillos de golosinas y recuerdos de esta hermosa fiesta. Y, así pasarán sucesivamente todas las grandes marcas de cerveza que estarán presentes en el “Oktoberfest”, al igual que otras muchas empresas, quienes ofrecerán, no líquidos sino sólido, porque en la gran fiesta de la cerveza de Munich también se come, y mucho.
AL MEDIODIA SUENA EL CHUPINAZO
El último en desfilar siempre ha sido el anfitrión de la fiesta mundial de la cerveza, es decir: el Alcalde de la ciudad. Cuando éste llega al Theresienwiese (el recinto ferial donde se encuentran todas las carpas y pabellones de las marcas de cerveza), las carrozas estarán esperando ya a las puertas de la entrada de los respectivos pabellones. Todos querrán ansiosamente que el anfitrión inaugure, con unas breves palabras, este “Oktoberfest” de 2012. A las 12 en punto, con el estruendo de los cañonazos, se abrirán las puertas de todos los locales, incluidas las grandes carpas y, es a partir de ese momento cuando comienza la Fiesta. La gente sale despavorida hacia las distintas casetas buscando una buena mesa donde sentarse, para empezar, cuanto antes, a beber. En cuestión de minutos, esa docena de carpas monstruosas, así como los diferentes pabellones, se abarrotarán de personas llegadas de todos los rincones del planeta. Y no es que se llenen porque sean pequeñas, todo lo contrario, son inmensas, ya que cabe miles de personas en cada una de ellas, pues el “Oktoberfest” es algo muy especial.
Una vez que hemos escogido una buena mesa, cuanto más cerca de la cocina mejor, ya podemos empezar a beber, a comer y a cantar. La cerveza tendremos que pedirla por litros, y recordemos que cuando queramos repetir otra habrá que decir: «ein mass«, una más; ni más, ni menos.
En todos los locales hay una banda de música, que toca sin cesar muchas de las melodías típicas de esta gran fiesta. De cuando en cuando, tendremos que alzar nuestra jarra de cerveza para hacer un brindis con los músicos allí presentes. De esta manera, la música se volverá más y más alegre. El público que se encuentra en el interior de las carpas y otros pabellones, siempre colabora animadamente, cantando o pidiendo canciones para poder acompañar.
A veces, el anfitrión se levanta y brinda con el público. Y, a veces, también llegará a pronunciar unas palabras. Será en esa ocasión cuando todos tengamos que aplaudir y ovacionar al anfitrión. Y así, día tras día, irán transcurriendo las dos semanas y media de este “Oktoberfest” de Munich.
Una ciudad encantadora, a la que encontraremos medio «vacía», a determinadas horas del día, ya que todo el mundo estará divirtiéndose en el recinto ferial o descansando para poder hacerlo, lo que hará que se trate de un buen momento para conocerla mejor, aunque eso sí, tendremos que sumarnos a esta gran fiesta de los muniquenses, después de hacer las visitas. Como ya hemos comentado, a esta nueva edición de 2012 se espera que acudan algo más de 9 millones de visitantes, y dado que el ambiente será el mismo que en otras ocasiones, se recomienda hacer una reserva en algún hotel con bastante antelación, no tengamos que tener que dormir en la calle.
El “Oktoberfest” no es, sin embargo, un monopolio de Munich. En toda esta bella región que es Baviera existen centenares de marcas de cerveza, entre las que se encuentran algunas de las mejores del mundo, donde se elabora un tipo de cerveza diferente en cada lugar y, por ello, también donde se celebran fiestas parecidas en diferentes pueblos y ciudades del sur del país. El espumante jugo de cebada y lúpulo se consume por toda Alemania en cantidades industriales. Hay que probar las distintas marcas de cervezas, pero también hay que asistir a estas manifestaciones y a sus bailes. Cada pueblecito tiene su fiesta particular, menos grandiosa que la de Munich, claro está, pero por ello no deja de ser una buena fiesta de la cerveza.
2 Comentaros
Un año estuve yo en esta fiesta, joven y soltero, el ambiente fabuloso, la comida abundante y la cerveza no falta. Os lo recomiendo a tod@s. Lo dificil es volver al hotelo ¡¡¡ ja ja ja
Un Abrazo, Agustí Cangrejo Grande
yo también he estado en el october y me lo pase genial, hasta bebí cerveza ¡¡que la odio¡¡¡