Después de la tempestad viene la calma y tras los excesos navideños hay que volver a la rutina y a comer de una forma sana, equilibrada y apetitosa. Volver a nuestras costumbres y a nuestras raíces así que aquí te dejo unas pautas para que las pongas en práctica, son nada más y nada menos que las bases de la Dieta Mediterránea.
En los países que rodean el Mar Mediterráneo tenemos una forma de alimentarnos muy saludable y beneficiosa para la salud, es un estilo de vida que compartimos desde los albores de nuestra civilización con nuestros vecinos, es cultura, un mundo lleno de sabores y olores que en cada zona tienen su toque especial, su personalidad marcada por los ingredientes que conforman su despensa, el estilo cocinando y las recetas que se trasmiten de generación en generación. Es una actitud, un compendio de usos y costumbres que marca el carácter y la idiosincrasia de las gentes del Mare Nostrum diferenciándonos de nuestros vecinos del Norte.
Una característica importante de esta dieta es que evoluciona, adaptándose a las nuevas tendencias gastronómicas y acoplando e integrando elementos de otras culturas, no importa de dónde, nuevas técnicas y nuevos ingredientes que se trasforman y entran a formar parte de nuestras cocinas.
Pero la dieta mediterránea no es solo una forma de alimentarse también es el modo de relacionarse, todo se celebra en torno a una mesa y comer es compartir, se come y se bebe “juntos” y este punto define el carácter abierto y acogedor de los pueblos que rodean el Mediterráneo.
Además de ser rica, sana y apetecible, es una forma de vida y también es el sustento de muchísimas personas, agricultores, ganaderos, queseros, panaderos… que trabajan los productos y hacen posible que lleguen a nuestras mesas por lo que lo mejor y más saludable y lo que más recomendado es consumir productos de tu entorno y preferiblemente de temporada. Compra vegetales cultivados por la gente de tu provincia y te ahorraras cámaras, trasportes, alimentos refrigerados, ceras y conservantes… ganaras en frescura y calidad y tus ingredientes estarán llenos de vitaminas y nutrientes.
En esta dieta predominan los vegetales; las legumbres; las frutas y verduras con tres productos estrella: la vid, el trigo y el olivo del que obtenemos uno de los pilares de la dieta: el aceite de oliva; pescados y mariscos, frutos secos; quesos y productos lácteos; aves y conejos; huevos y el consumo moderado de vino cierran el cuadro de ingredientes que la conforman, con abundantes nutrientes, polifenoles, vitaminas, antioxidantes… y escasas grasas saturadas, hacen que sea una dieta equilibrada, solo nos queda añadir un poco de ejercicio y nos encontraremos con una forma muy sana de comer y de vivir.
Para estar al día suscribirte en la web de la «Fundación dieta mediterránea», recibirás todas las novedades y te resolverá todas las dudas que te pueden surgir. Para dejar claros los conceptos, los expertos de la Fundación han elaborado un decálogo que si lo sigues tu salud te lo agradecerá.
Estas son las pautas que de la dieta mediterránea:
1º.- Utilizar el aceite de oliva como principal grasa, tanto como para cocinar como en crudo. Además de ser sanísimo ya que es un ácidos grasos monoinsaturado lo que le convierte en un antioxidante de primera con muchas propiedades cardiovasculares. Le da a nuestros platos un toque único, un sabor especial, y un aroma exquisito.
2º.- Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos. Será en este tipo de alimentos donde encontraremos todas las vitaminas que necesitamos para una correcta alimentación además nos aportan fibra y minerales y agua. Hay que tomarlos cinco veces al día.
3º.- El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) ricos en carbohidratos que nos aportan la energía necesaria para poder funcionar por lo que es imprescindible tomarlos todos los días.
4º.- Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados que es cuando están más frescos y son más ricos en nutrientes y en aroma y sabor, además son más económicos.
5º.- Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogur y quesos, nos aportan proteínas de alto valor biológico y ricas en minerales como fosforo magnesio, calaceo y vitaminas. También cuando fermentan poseen microorganismos vivos que nos mantiene la flora intestinal en perfecto equilibrio.
6º.- La carne roja se tendría que consumir con moderación y si puede ser como parte de guisos y otras recetas. Y las carnes procesadas en cantidades pequeñas y como ingredientes de bocadillos y platos.
7º.- Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación, sobre todo pescado azul que es muy rico en omega y como las proteínas vegetales son cardiosaludables. Es recomendable tomar cuatro huevos a la semana
8º.- La fruta fresca tendría que ser el postre habitual. Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente.
9º.- El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo. El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas.
10º.- Realizar actividad física todos los días, ayuda al mantenimiento de nuestro organismo, a evitar el exceso de peso y al mantenimiento de nuestro cuerpo. Es tan importante como comer adecuadamente.
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