Nuestros amigos viajeros Elisabeth Norell Pejner y Rafael Calvete Álvarez de Estrada han vuelto a visitarnos, está vez para contarnos su experiencia en un sitio exclusivo, lujoso y por ende precioso. Un lugar para disfrutar del entorno, de las instalaciones maravillosas y a la par degustar una comida excepcional.
Se trata de “Le Moulin de Connelles”, un antiguo molino reconvertido en un Hotel muy especial. No os coy a contar nada más, os dejo con Elisabeth que nos narrara su experiencia y desde luego nos pondrá los dientes largos y con las bonitas fotos de Rafael que seguro nos abren el apetito.
“Un sofisticado refugio para gourmets en un antiguo molino de Francia”
Texto: Elisabeth Norell Pejner
Fotos: Rafael Calvete Álvarez de Estrada
Cuando nos estábamos acercando a este viejo molino resultó evidente que su destino estaba ya escrito de antemano. Escondido entre los meandros del río Sena, a tan solo una hora en coche desde Paris, su singular belleza había sobrevivido el paso del tiempo, probablemente gracias a esa ubicación un tanto alejada de la mirada del curioso.
Cuenta su historia que los primeros vestigios del molino datan de 1683 y que era propiedad de la Baronia de Heuqueville. El edificio, construido sobre el Sena era en realidad una herramienta de trabajo; un molino destinado exclusivamente a moler trigo de los vasallos de la Baronia, siendo los molineros los intermediarios obligados entre la nobleza local y los trabajadores de la tierra. Estos molineros eran muchas veces muy ricos pero también muy vulnerables sobre todo durante las crecidas del río y también en época de guerra ya que eran los primeros en ser atacados y saqueados.
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En cualquier caso, “Le Moulin de Connelles” adquirió fama por su buen trigo y el negocio prosperó de tal forma que en 1834 al molino se le había añadido una casa y un almacén, todo ello propiedad de Jean Louis Vallet, el entonces alcalde del pueblo. El viejo molino se transformó así, siguiendo el paso de los años, en una gran mansión conocida con el nombre de «Château de Connelles», (Castillo de Connelles), que pasó de dueño en dueño hasta ser adquirido finalmente por Hubert Petiteau quien lo renovó y reconvirtió en hotel y restaurante. Un pequeño pero acogedor hotel de tan solo 12 lujosas habitaciones para “no fumadores”.
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Una piscina exterior climatizada linda con el hotel, además de un solárium y dos terrazas y, por si todo esto fuera poco, un amplio jardín rodeado por el río Sena hace las delicias de quien se encuentra en ese momento en este tranquilo lugar. Hay barcas y bicicletas de recreo que están a disposición de los clientes. Además, los visitantes que lo deseen encontrarán muy cerca 3 campos de golf internacionales y una escuela de equitación próxima. Un bonito salón privado con vistas al parque y al río para reuniones familiares, o para organizar todo tipo de seminarios.
Hoy en día, la responsable de este magnífico lugar es su hija Karine quien se esmera para que “Le Moulin de Connelles” continúe figurando, año tras año, como establecimiento recomendado por guías tan exigentes y prestigiosas como ha sido desde siempre la Guía Michelin.
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Su magnífico restaurante, uno de los más refinados de Normandía, está a cargo de un ex miembro del Instituto Paul Bocuse, y se encuentra catalogado entre los mejores de Francia. Está situado directamente sobre el río y decorado en un estilo clásico pero con cierto aire de actualidad. Los tonos son cálidos, las maderas de roble, los sillones estilo Louis XV, apliques de cristal de Baccarat, candelabros de plata, relojes antiguos de pared y una gran chimenea abierta ponen de manifiesto que todos los detalles de este comedor están minuciosamente pensados para ofrecer elegancia e intimidad. Y si a todo ello añadimos una terraza acristalada sobre las aguas del Sena entramos de lleno en un sueño hecho realidad para cualquier comensal dispuesto a disfrutar de una cena romántica.
El trato fue desde el primer momento exquisito y para abrir boca nos ofrecieron un pequeño aperitivo frente a la chimenea; el coctail de la casa (sidra con Cassis) servido por el metre malagueño Carin, y acompañado de pan de hojaldre con sésamo, pollo con salsa de almendras y mousse de queso. Pequeñas «delicatessen» destinadas a abrir nuestro apetito antes de echar un vistazo al menú. El joven chef Christophe Charcosset, al igual que todos sus grandes maestros, nos comenta que diseña su oferta culinaria teniendo en cuenta los productos del mercado que lógicamente cambian según la temporada.
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Está claro que ante este menú hay que relajar el paladar y dejarse sorprender. Cada plato es de una belleza singular y su sabor pone sin duda de manifiesto el buen quehacer de Christophe y su equipo de cocina que combinan a la perfección lo que gastronómicamente hablando podemos entender por clásico con un toque peculiar de innovación. De aperitivo una crema de guisantes con «tartare» de verduras seguido de uno de esos platos que ha pasado de humilde a convertirse en una obra de arte gourmet. Nos referimos al «ajoblanco», acompañado en esta ocasión de pequeños trozos de piña, pasta de aceitunas, ciruelas y una reducción de vino caramelizado. Un plato sobradamente conocido en gran parte de Andalucía que pone de manifiesto el vínculo ente España y Francia en el restaurante “Le Moulin de Connelles”. Aún así no debemos olvidar que todo apunta a que estamos ante un plato que seguramente saborearon antaño los romanos ya que todos sus ingredientes forman parte de la tradición culinaria de aquel Imperio.
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El segundo no fue menos sorprendente. Sobre el plato, distribuido en perfecta armonía, un bacalao con tarta de calabacín, espuma de zanahoria y salsa de curry. Una explosión de sabores para nuestro paladar que acompañamos con un vino blanco “Chardonay”.
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Al pescado le siguió la carne. Un turnedó de pato regado con salsa de naranja y crema de batata. Sobra decir que hemos cambiado de vino, del blanco pasamos al tinto, «Domaine de Nalys».
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En una comida gourmet de estas características no podía faltar un buen postre. En este caso dos; un refrescante helado de Fruta de Pasión con Tarta de Mango y Coco, y el «Sable Bretón», crema de café envuelta en galleta con Mousse de Whisky.
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Esto fue solo una pequeña muestra de las delicias que la cocina del restaurante “Le Moulin de Connelles” puede ofrecer a sus comensales. Y para rematar la faena nos invitaron a pasar al salón de estar, junto a la chimenea, para servirnos un excelente café con una buena copa de Calvados. Estamos, que no se nos olvide, en la tierra de las manzanas donde el destilado de esta fruta se convierte en un auténtico placer.
Dirección:
Hotel & Restaurante “Le Moulin de Connelles”
40 Route d´Amfreville-Sous-les-Monts
27430 Connelles
Tel: + 33 2 32 59 53 33
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Un comentario
Qué lugar tan elegante, tiene una pinta muy acogedora para descansar y disfrutar!